martes, 12 de abril de 2011

Provocan ferias del libro el aumento de lectores: Margo Glantz

Sostuvo que la gente ya no se conforma con sólo ir e escuchar las conferencias de los escritores, sino que cada vez más se interesan en los textos
México.-Programas como las ferias de libro de Guadalajara, Minería y Zócalo provocan que cada vez más la gente se interese no solo en los autores, sino que compren sus publicaciones, aseguró anoche aquí la escritora mexicana Margo Glantz (1930).

Entrevistada antes de la charla que ofreció en la II Feria Internacional del Libro de Azcapotzalco, la Premio “Xavier Villaurrutia” 1984 sostuvo que la gente “ya no se conforma con sólo ir e escuchar las conferencias de los escritores, sino que cada vez más se interesan en los textos”.

Acompañada de su colega Paco Ignacio Taibo II, Glantz celebró la realización del encuentro literario en Azcapotzalco, pues consideró que esta demarcación había estado olvidada con este tipo de eventos.

“Me parece muy buena la realización de estos eventos; mientras más librerías y ferias del libro existan, más posibilidades tenemos que la gente comience a leer”, expresó la autora de “Las genealogías” y también académica.

Durante el acto celebrado en la explanada delegacional, la docente, creadora, investigadora y ensayista habló de su libro “Saña”, un material al que calificó como “un volumen en el que exploro momentos muy distintos, tanto de personajes como de situaciones, acontecimientos históricos o problemas religiosos que tiene que ver con la saña”.

En su intervención, Glantz eligió a cuatro personajes que aparecen más de siete veces en el texto: se trata del músico del siglo XVIII Américo Scarlatti; Francis Bacon, pintor del siglo XX; Jean Nicolás Arthur Rimbaud, poeta francés del XIX, y el pintor inglés Stanley Spencer.

Refirió que se trata de personajes que le interesan porque tienen una obra importante, pero también poseen una vida peculiar.

“En ´Saña´ tocó los aspectos de su creación y me ocupo en momentos singulares de sus vidas; no hago un seguimiento ni cronológico ni territorial, sino un seguimiento por momentos cumbre, por cosas especificas que a mi me interesan.

“Se puede encontrar la vida de un personaje en ciertos momentos especiales del citado personaje; no es una novela donde trabajo todas las peripecias de la vida, sino que el personaje aparece ´descuartizado´ y poco a poco voy presentado ciertos aspectos de su existencia”, explicó.

Entre ellos, abundó Glantz, se encuentra el caso de Spencer, quien además de haber sido un gran pintor tuvo una vida llena de accidentes que le parecieron dignos de tomarse en cuenta.

Comentó la relación tan especial que tuvo con su primera esposa, Hilda Carline, de la que se divorció para casarse con Patricia Preece, que había sido su amante, y después alternó a ambas mujeres en su vida.

Pero la segunda, apuntó Glantz, lo trataba como si fuera un gusano, obligándolo a pintar desesperadamente para comprase lo que ella quisiera.

Al respecto, aclaró que “lo que me interesa en sí es la personalidad del personaje. Es un personaje que desperdicia su vida por seguir inclinaciones nefastas, pues (su segunda esposa) lo trata como un pobre diablo y vive como un pobre diablo”, dijo.

Publicado en 2007 por editorial Era, cada uno de los personaje que se abordan en el texto, y de manera especial los cuatro citados, “tienen vidas muy particulares y especiales’, dijo.

En el texto, se presentan cerca de 200 fragmentos aparentemente independientes uno del otro acerca del arte, el holocausto, el cuerpo, la globalización, las religiones orientales, la vida del músico Doménico Sacarlatti, Schubert y hasta la moda.

A través de todos ellos, la autora crea una trama que, a medida que avanza, el lector descubre que los hechos contados están reunidos microscópicamente por una sola actitud: la saña.

Por la ira que aborda y desborda todo el libro, y por ende al ser humano, tanto en su lenguaje como en las imágenes que va tejiendo la autora.

Pone de frente al diseñador Armani y al artista Francis Bacon, dos sujetos tan disímiles, pero a la vez unidos por la plástica de las figuras, por la perversión de la mirada, del espectáculo.

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